La salsa funghi porcini es una de las más usadas en la cocina italiana. Es perfectamente combinable con pastas, arroces, carnes y pizzas. Su ingrediente básico es el hongo funghi porcini, que podemos encontrar fresco y en su formato deshidratado. Recomiendo descartar el funghi congelado, ya que pierde toda su esponjosidad al descongelarlo, quedando demasiado acuoso. En ausencia de funghi porcini podemos usar cualquier tipo de seta o champiñón sin variar en gran medida el resultado de la receta.
Como tantas otras, esta salsa es perfectamente valida para su congelación, así que si os animáis a hacerla, podéis hacer un poquito más y reservar en un envase para consumirlo más adelante. El proceso sería únicamente descongelar la noche antes, calentar (a ser posible en sartén) y servir como prefiramos.
Ingredientes:
200 gramos de funghi porcini
1 cebolla o cebolleta
200 ml de nata
50 gramos de queso parmesano
aceite de oliva
pimienta negra
Preparación:
– Pelar la cebolla y cortarla en trocitos minúsculos. Lavar y laminar los hongos.
– Saltear todo lo anterior en una sartén con aceite de oliva.
– Añadir sal y pimienta al gusto.
– Verter la nata y remover hasta que consuma un poco.
– Rallar el queso parmesano y mezclar con la salsa.
A destacar:
A mí personalmente me gusta servirlo tal cual, pero hay mucha gente que después de hecha la salsa la pasa por la batidora para que se quede sin tropezones. El efecto a la vista sería más o menos como la salsa funghi o boletus que se comercializa en tarro de cristal, pero en sabor no tiene ni punto de comparación.


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