Pues aquí tenéis, para variar un poco de mi línea de cocina semi-vegetariana, un plato de carne muy rico. En un principio pensé en hacer las costillas americanas clásicas, con su salsa barbacoa normalita, pero no me convenció del todo, y acabé cambiando por algo menos visto.
No obstante, si os animáis a hacerla con la salsa barbacoa americana, la preparación sería prácticamente la misma pero sustituyendo los ingredientes de los marinados.
Ingredientes:
1 costillar de cerdo (800 gramos aproximadamente)
2 cucharadas de miel
2 cucharadas de aceite de oliva
1 cucharada de romero
1 cucharada de tomillo
1 ramita de menta fresca
Preparación:
– Corta las costillas en unidades, aunque si lo prefieres, puedes dejar el costillar entero, será más fácil marinarlo. En este caso, yo he separado costilla por costilla para que se queden más crujientes por todos lados.
– Coloca las costillas en una fuente apta para horno y salpimenta.
– Mezcla en un bol el tomillo, el romero, la menta, el aceite de oliva y la miel. Utiliza ese orden para que no se te pegue la miel a la cuchara. Puedes usar la batidora o la picadora.
– Unta la mezcla con una brocha en las costillas y resérvalo en el frigorífico durante cinco horas. Yo las he preparado la noche antes y han estado toda la noche, aunque realmente, no le hace falta tanto tiempo de marinado.
– Pre-calienta el horno a 200º .
– Introduce la fuente con las costillas en el horno y déjalas dorarse durante 30′ aproximadamente.
– Cuando estén perfectamente doradas, sácalas y sírvelas al gusto.
A destacar:
En la receta que usé para crear esta versión de costillas las servían con manzana asada en la misma fuente del costillar. Aunque no soy muy fan de las patatas, he preferido usarlas en formato de puré de olivas negras aquí porque echarle manzanas me parecía abusar del sabor dulce con la miel y la fruta. ¡Ya me contaréis que os parecen mis costillas!



