Bueno, pues los que me conozcan bien sabrán que no soy muy de pollo, lo tenía bastante aborrecido, pero de un tiempo a esta parte le estoy dando una oportunidad, todo por influencia de David y Paquito, expertos en Pollología y graduados en la universidad de Puerto Pollo. A ver si los convenzo yo a ellos que saboréen los maravillosos aromas a ternera gallega y a cordero segureño… algún día…xD
Pues bien, ésta es una receta extremadamente sencilla que he acompañado de unos guisantes a dos metros bajo tierra, receta que os recomiendo echéis un vistazo, ya que saqué la idea de los anteriormente mencionados.
Lo llamo a la resistencia porque mi horno no mide más de 45 centímetros de altura, es decir, que cuando me da por hacer un pollo asado entero, al ponerlo en la rejilla central (en la que mejor se cuece todo) es inevitable que no tope con las resistencias de grill. Así que por eso lo de ‘a la resistencia’. Aunque en este caso, y por no tener que estar luego media hora limpiando grasa del horno, lo he troceado con la intención de que no sobresalga mucho de la rustidera.
Y no me enrollo más, ahí va lo que he comido hoy 🙂
Ingredientes (para 2 personas):
1/2 pollo
2 cebolletas
1 limón
1 guindilla
1 vaso de vino tinto
1 pastilla de caldo de pollo
aceite de oliva
salsa de soja
jengibre
cúrcuma
tomillo y romero
pimienta negra molida y en grano
Preparación:
– Precalienta el horno a 200º C.
– Trocea el medio pollo. Yo separo las pechugas y las reservo para hacerlas a la plancha. El resto colócalo en una rustidera metálica.
– Trocea las cebolletas y el limón, y añádelos al pollo.
– Echa todas las especias.
– Tritura una pastilla de caldo de pollo y échala a la mezcla.
– Rocía con el vino tinto, la salsa de soja y el aceite de oliva.
– Tritura una guindilla seca con las manos y espolvoréala.
– Mete la fuente en el horno y deja cocer a 175º C durante unas 2 horas. Abre cada 30′ para remover y remojar los trozos de carne con la salsa.
– Sirve acompañado al gusto.






